La noche ha caído sobre nosotros,
llevándose consigo el murmullo incesante
del ajetreo cotidiano.
Nos ha dejado a solas en la cama,
contemplando el cielorraso
de nuestra habitación.
Atrapada en mis caricias,
con tu cabeza en mi pecho,
comienza a vencerte el sueño
al calor de mis brazos.
Te miro respirar profundamente,
mientras juego con ese mechón de tu pelo
que, rebelde, cae sobre tu rostro.
El reloj se vuelve eterno
y el tiempo no quiere pasar.
O al menos no quiero que pase;
así me quiero quedar.
Mientras te veo soñando,
mientras te veo descansar.
Ruego al cielo que este abrazo
nunca llegue a terminar.
Autor: Christian Alexis López
Encuentra más poemas como este en mi libro «Del Desamor y Otros Males Cotidianos«.




Deja un comentario