“Es una locura cómo las redes sociales nos hicieron pensar que 15 likes no son suficientes. Imagina 15 personas en la vida real diciéndote que te ves muy bien”.
Hace unos días, mientras scrolleaba en mis redes sociales, vi una imagen con el texto de aquí arriba, y me puso a reflexionar acerca de lo diferente que es la autoestima digital.
Imagina que te arreglas para salir. Te pones guapa, guapo, te vistes con tu atuendo favorito, te pones ese perfume que te encanta, y sales por un café. En el camino, una persona te dice que qué lindo vestido, que qué gran estilo de pantalón. Al llegar, el barista te dice que qué bien hueles. Llega tu amigo, tu amiga, y de igual manera te dice que luces radiante. Obviamente, tan solo las dos primeras personas bastaron para que tu humor cambiara por completo.
El primer halago lo tomas con un poco de pena o modestia, quizá. El segundo te alegra por completo el día. Tu sonrisa cambia, tu postura también. Al llegar la persona a la que ibas a ver, eres completamente otro, otra. Irradias alegría, confianza, autoestima. Solo hicieron falta tres personas para que te sientas en las nubes.
¿Por qué no pasa esto en redes sociales? ¿Por qué se siente que nunca es suficiente?
Dicen que el pasto siempre es más verde del otro lado de la cerca, y las redes sociales son un interminable jardín. Es inevitable entrar a redes y no ver, casi de inmediato, como las personas anuncian sus logros por doquier. El ascenso de tu primo, la boda de ese amigo de la secundaria, el tercer hijo de tu compañera de Inglés, el auto nuevo de tu ex compañero de trabajo, el viaje paradisiaco de tu amiga.
Así como es de inevitable ver presumir sus “vidas perfectas” a extraños y amigos por igual, de igual manera es casi imposible no sentirse miserable con nuestra propia vida. Sin ser conscientes, estas imágenes ponen de inmediato en marcha a nuestro juez interno y nos bajan la autoestima. Surge esa vocecita que te dice: ¿Y tu ascenso? ¿Ya ahorraste para tu viaje a la playa? ¿Dónde está esa persona que se suponía sería tu marido hace ya tres años? Ve que linda camioneta del año ¿cuándo vas a llevar tu auto al taller?
No caer en estas comparaciones inconscientes, es casi imposible. La clave está en el casi.
EL PESO DE UN LIKE
Las comparaciones demeritan nuestro propio valor y son un ataque a nuestra autoestima, pues la altura de la barra la ponen otros, y no nosotros. Y esto no solo se limita a los logros que los demás presumen. A veces, lo sentimos en cosas tan simples como los likes. Recibir un “Me Gusta” en redes sociales tiene un efecto curioso en el cerebro. Esta acción actúa como un mecanismo de validación, lo que libera dopamina, la hormona que nos hace “sentir bien”.
Sin embargo, este “me gusta” es la forma más simple, más sintetizada y digitalizada de reafirmación, por lo tanto el efecto de satisfacción es breve. Al ser breve y sentirse tan bien, un Like no es suficiente. De pronto, entramos en un ciclo adictivo de acción y recompensa. Nos volcamos por completo a seguir “subiendo” contenido a redes, buscando esa gratificación.
¿Has oído de la gratificación inmediata? Pues los likes son eso, un mecanismo tan simple de gratificación que se vuelve adictivo. De pronto, un like no es suficiente. Quince likes no son suficientes. Cien likes no son suficientes cuando la foto de tu vecina tuvo 200. Cuando la publicación de la chica popular tuvo 500. Cuando el meme tuvo cientos de miles. Entramos en el juego de siempre querer más.
Pero ¿sabes qué? Todos están jugando a lo mismo, y nadie está ganando. Eso que ves en redes como “vidas perfectas” son solo personas que maquillan su realidad, buscando, al igual que nosotros, esa gratificación inmediata.
ADICCIÓN A LA VALIDACIÓN
Este juego es adictivo, pero muy peligroso. Y lo es por varios factores. Verás, por un lado, caemos en la constante búsqueda de validación externa. Dejamos de disfrutar de lo mundano, de nuestro día a día, con tal de ponernos frente a los demás para validar si nuestro día a día está bien.
Por ejemplo, dejamos de disfrutar un buen café porque preferimos ir a la cafetería de moda que la verdad ni está tan buena solo para presumirlo en redes. Dejamos de disfrutar ver a nuestra banda favorita en vivo y corear sus canciones con tal de sacar el celular, ver la pantalla y grabar un video para luego presumir que estuvimos en ese concierto (aunque ¿realmente estuvimos ahí?). Dejamos enfriar la comida un poquito más por estar buscando la foto perfecta para Instagram. Dejamos de vivir el momento por recibir validación digitalizada.
En segundo lugar, cuando nuestro día a día no luce como queremos en redes, comenzamos a alterar la realidad. Eso que presumes puede terminar siendo una mentira. Una verdad a medias, maquillada y con filtros de lo que en realidad es. Y es que todo debe lucir perfecto, aún cuando en realidad no haya sido así.
Lo que no entendemos es que todos hacen lo mismo. La vida perfecta de la vecina o del compañero de trabajo son solo verdades a medias. Solo muestran la cara que los demás quieren que vean, y no lo entendemos. Lo tomamos por bueno y lo comparamos con lo nuestro.
En tercer lugar, caer en este juego nos vuelve dependientes de estándares ajenos. Nuestros logros ya no son satisfactorios porque fulanito hizo más o lo hizo mejor. Nos perdemos de nuestro propio crecimiento, nos desviamos de nuestro propio camino, porque el camino de otro parece llevar a un mejor lugar.
Nada de esto es cierto. Debes recordar una cosa. En esto del crecimiento personal, la lucha siempre es con nosotros mismos. La única persona a la que debes superar es a tu yo de ayer. El camino lo andas tú, y nadie más.
CÓMO SALIR DEL JUEGO
Es difícil salirse de este juego. Se siente incómodo y quizá raro. Salirse de la norma siempre es complicado, y la aprobación en redes parece ser la norma. Sin embargo, proteger tu salud mental en redes es un acto de amor propio. Por eso, aquí te dejo una serie de consejos para cambiar poco a poco tu perspectiva y reforzar tu autoestima desde dentro.
- Intenta hacer detox de redes de manera frecuente para procurar tu salud mental. Quizá un día a la semana tómate un descanso por completo de redes y evita en ese día consultar cualquiera de ellas. Puedes también limitar el número de horas, ya sea poniéndote horarios en periodos cortos para hacerlo.
- Refina lo que ves y procura tu salud mental en redes. Seguir cuentas que te aporten con ideas, consejos, micro aprendizajes o notas positivas, como esta cuenta, hará que ver ese contenido se sienta mucho mejor que ver personas presumiendo vidas que en realidad no tienen. De igual manera, restringir o eliminar cuentas y personas que lo único que te aportan es esa sensación de envidia y derrota también es válido.
- Publica solo aquello que quieras expresar. Las redes sociales son una herramienta muy poderosa si se sabe utilizar. Sirven como un gran escaparate para dejar ver eso que quieres compartir al mundo. Publica cosas que aporten valor, y evita publicar cosas por buscar la aprobación. La única aprobación que necesitas es la tuya. ¿Te gusta lo que haces? Adelante, hazlo. No lo exhibas para ver si estuvo bien hacerlo o no.
- Lleva un diario personal con tus logros. No es necesario compartirlos en redes. Siempre es mucho más poderoso escribirlos para ti y tenerlos a la mano para releer todo eso valioso que has logrado cuando sientas que no ha sido suficiente.
Buscar autoestima en redes es como buscar calor en una pantalla: puedes ver el fuego, pero no sentirlo.
Eres mucho más de lo que compartes en redes, y vales mucho más que un Like. La próxima vez que veas tu celular esperando validación, recuerda que tu valor lo defines y lo vives tú, no un extraño de Internet.




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