Ama como un Perro: Saber amar Incondicionalmente


Por Christian Alexis López

Recientemente, mi esposa y yo fuimos casa puente de una perrita muy amorosa de apenas dos meses, y al tenerla por una semana nos enamoramos y decidimos adoptarla.

Ambos ya hemos tenido mascotas antes, es cierto, pero ver crecer a esta pequeñita en nuestro hogar los últimos días ha sido una etapa de aprendizaje increíble.

Cuidarla, jugar con ella, darle de comer, iniciar su protocolo de vacunación y, cómo no, también regañarla y enseñarle lo que no debe hacer, se ha convertido en una labor de tiempo completo.

Pero así como ella va aprendiendo a medida que crece, yo he aprendido a la par lo que significa un amor auténtico e incondicional.

Es por eso que hoy quiero compartirte la forma más bonita en la que puedes amar a alguien: Ama como un perro.

Sí, así de chistoso como suena, amar como perro es la forma más pura, madura y desinteresada en la que puedes amar.

En primer lugar, un perro te ofrece incondicionalidad total. No importa quién seas, cuánto ganes, dónde vivas o cómo luzcas, un perro te da su amor, su lealtad y su compañía. No importa si estás feliz, triste o enojado, un perro no sabe de prejuicios: él sólo está allí para ti.

En segundo lugar, hablando de lealtad, un perro ofrece la más sólida que se puede ofrecer. No importa cuánto tiempo te ausentes de casa, siempre estará feliz de recibirte. Puede dejar de verte por meses o años, y siempre se acordará de ti. Te recibirá con la misma emoción que lo haría cualquier otro día.

Un perro te sigue los pasos, te acompaña a donde vayas. Y en esa compañía, demuestra también su cuidado. Cuando estés en peligro, no dudará en saltar a defenderte, a costa incluso de su propia vida. Porque sabe que eres su familia, su manada.

En tercer lugar, un perro te acompaña en los momentos difíciles y demuestra una empatía emocional que pocas personas saben dar.

Cuando tenemos problemas, tristeza o enojo, las personas a nuestro alrededor tienen diferentes maneras de apoyarnos.

Hay quien simplemente nos escucha y valida lo que sentimos. “Nos da por nuestro lado”, por así decirlo.

Hay quienes, con buena intención, se sienten responsables de lo que sentimos y tratan de resolverlo. Te ofrecen consejos, soluciones, alternativas, incluso cuando no los has pedido.

Y también, cómo no, está ese comentario desafortunado: “Échale ganas”, “Yo estoy peor y no me quejo” o “Llorando no se arregla nada”.

Pero un perro no hace eso. No juzga, no opina, no te exige cambiar de ánimo. Un perro simplemente está contigo. Ahí, en silencio, compartiendo tu espacio y tu emoción. Siempre listo para brincar de alegría contigo en cuanto te sientas mejor. Ese tipo de presencia es una forma de amor que pocas personas saben dar.

En cuarto lugar, un perro no lleva la cuenta. Si tienes un mal día y estás ausente, jugará contigo con el mismo entusiasmo cuando regreses.

Si lo regañas, pronto entiende que hizo algo mal y puede corregirlo. Pero no guarda rencor, ni se ofende. Siempre vuelve a ti con cariño, sin resentimientos.

Finalmente, un perro nos enseña a vivir el presente. Un perro te ama hoy. No se preocupa por el pasado, ni se angustia por el mañana. Vive el momento con la emoción y la curiosidad de un niño.

Para él, siempre es un buen día para salir a pasear; siempre es buen momento para jugar. Y es con esa misma presencia emocional que deberíamos aprender a amar.Amar a los demás y amarnos a nosotros mismos, sin condiciones. Con empatía, fidelidad y compasión. Amar legítimamente, sin expectativas ni cuentas pendientes. Amar por el solo hecho de amar. Estar presentes hoy, y siempre encontrar razones para jugar y disfrutar.



Descubre más de Va de Amores

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Sígueme en mis redes sociales


Suscríbete a nuestro newsletter y recibe las nuevas entradas directamente en tu bandeja de entrada.

Volver

Se ha enviado tu mensaje

Advertencia
Advertencia
¡Aviso!

Deja un comentario