¿Es la pareja ideal nuestra “media naranja”? Y nuestra pareja actual, ¿lo es? Aunque así lo creas, la respuesta es No.
Por décadas, la idealización hollywoodiana de la pareja se ha basado en la idea de que venimos a este mundo a buscar a la persona que nos completa. Sin embargo, nada puede estar más lejos de la realidad. Para poder entender lo que te voy a decir a continuación, es hora de olvidar los cuentos de hadas y enfocarnos en cómo funcionan las relaciones reales. Te presento una nueva forma de ver las relaciones sentimentales: La teoría de las cerezas.
Si hemos de comparar a la pareja con una fruta, ¿por qué compararla con media naranja? Tanto tú como tu pareja son personas completas y funcionales por sí solas; lo eran antes de conocerse y lo seguirán siendo si su relación algún día termina. (O al menos así debería ser.) Es por ello que psicólogos expertos en relaciones sugieren que es más acertado cambiar nuestra mentalidad y percibirnos como cerezas: completas y deliciosas.
La idea de buscar a tu media naranja es, en realidad, desvalorizante. Esta idea indica que por ti solo eres alguien incompleto. Si bien, la pareja en muchos casos suma y nos aporta cosas que probablemente no tenemos en nosotros, buscar una pareja desde la carencia, desde la idea que “necesitamos” a alguien para sentirnos completos, es una receta para el desastre. La felicidad no depende de otra persona, la felicidad se consigue por muchos otros medios y nace de uno mismo.
Al entrar a un vínculo desde este sentimiento de carencia, en realidad, uno entra desde el apego emocional. Verás, muchas personas perciben como necesaria a la pareja cuando buscan de manera externa algo que no encuentran en su entorno actual. Es decir, si una persona “necesita” tener una pareja, lo que siente es la necesidad que una persona cumpla una lista de cosas que están relacionadas a su idea de una pareja, como por ejemplo: intimidad sexual, abrazos, palabras de afirmación, compañía, alguien con quién hablar por las noches, alguien para salir de fiesta o salir a comer, etcétera. Sin embargo, analizando todos esos elementos por separado, se puede demostrar que en realidad lo que la persona busca es satisfacer sus necesidades emocionales, y termina proyectando esas necesidades en la idea que tiene sobre una pareja.
Ahora bien, ¿cuáles son esas necesidades emocionales insatisfechas? Pues bien, aunque los estudiosos del tema las pueden dividir de diferentes formas y ponerles diferentes nombres, podría decir que todas las necesidades emocionales son aquellos estímulos psicológicos que debemos satisfacer para tener una salud mental adecuada. Así como necesitamos tomar agua, comer, dormir, y tener un refugio para sobrevivir, de igual manera necesitamos validación, sentido de pertenencia, afecto, seguridad emocional, y un buen nivel de autoestima para sentirnos plenos emocionalmente y tener una adecuada salud mental.
Entonces, lo que buscamos en nuestra pareja finalmente son vías para satisfacer esas necesidades. El sexo nos puede dar sentido de validación, de conexión, e incluso un aumento en nuestra autoestima. De igual manera, los abrazos, las caricias y las palabras bonitas que nos pueda decir la pareja nos pueden dar afecto y sentido de pertenencia. Buscamos a una media naranja para satisfacer la idea de que ahí pertenecemos, y si la otra persona “nos pertenece”, también sentimos seguridad.
El problema es que cuando buscamos eso, perdemos la objetividad en la situación. Realmente, nuestra pareja es otra persona más, con sus carencias, sus virtudes, y sus necesidades emocionales insatisfechas. Y la mala noticia es esta: nadie va a venir a llenar tus necesidades emocionales al 100%. Por supuesto, en el camino, y si somos afortunados, encontraremos personas muy afines a nosotros que puedan satisfacer muchas de nuestras necesidades y que, sin embargo, no dependamos de ellas para sentirnos plenos.
Debemos de dejar de ponerle tal responsabilidad a un solo individuo y comenzar a satisfacer nuestras necesidades nosotros mismos, apoyándonos de las demás personas que nos rodean. Si logramos encontrar validación en nuestros amigos, sentido de pertenencia en nuestro trabajo y nuestra comunidad, afecto en nuestra familia, seguridad en uno mismo, y trabajamos en nuestro amor propio para tener una autoestima sana, una pareja no será tu media naranja; una pareja será una cereza que cuelgue de la misma ramita que tú para que ambos vayan por la vida sostenidos del tallito, apoyándose y viéndose crecer mutuamente. En última instancia, si esa cereza se cae de tu ramita, tú seguirás siendo una cereza completa, madura y deliciosa.
P.D. Ahora mismo, se me antoja un helado con un par de cerezas encima. Adiós.




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